Veterodoxia – Pepe Rey

Poemas vihuelísticos

Juan de Arguijo (1567 – 1623)

A la vihuela

En vano os apercibo,
dulce instrumento mío,
si templar mi dolor con vos pretendo;
y la grandeza de mi mal ofendo,
si alentado confío
que pueda el corto alivio que recibo
con vuestro blando acento,
de mi antiguo tormento
en la memoria introducir olvido.
¡Oh, cómo en vano tanto bien os pido!
¿Sois por ventura la famosa lira
del que al mar arrojado
supo aplacar su ira?
¿O la que pudo en número acordado
ceñir de muro a Tebas? ¿Sois acaso
aquel plectro divino
que por nuevo camino
a las ondas estigias halló paso
para bajar seguro
de la infelice gente al reino oscuro?
Mayor hazaña fuera
suspender mi dolor y pena fiera.
Responderéis que no desprecie ahora
la antigua compañía
que en soledad tan larga me habéis hecho,
ya cuando huye de la noche el día
o ya cuando la aurora
le anuncia y deja de Titán el lecho,
o cuando el sol en la mitad del cielo
piadoso de mi mal oye mi duelo.
El común beneficio
de la dulce armonía
alegaréis, y aquel piadoso oficio
con que a sufrir esfuerza
su cautiverio aquel, su prisión este.
Apenas hay trabajo a quien no preste
algún alivio: el que con remo a fuerza
hiere la blanca espuma,
su desventura suma
cuida olvidar, y al son de la cadena
cantando intenta mitigar su pena.
Así lo experimento
en medio de mis males,
oh süave instrumento,
pero cuéstanme caro alivios tales
cuando el discurso, un rato suspendido
con el grato sonido,
cobra para afligirme fuerza nueva,
con que después mis lágrimas renueva;
y de la amarga historia
mi enemiga memoria
vuelve al usado empleo
y relucha más fuerte como Anteo.
Ya me tiene enseñado
la continua miseria de mi estado,
que es socorro engañoso, corto y leve
el que me dais y que admitir no debe
la música sonora
quien sus desdichas sin remedio llora.

Lope de Vega (1562 – 1635), Santiago el Verde

Un griego antiguo escribió
que a la vihuela de Apolo
saltó la prima y que solo
a quejarse dél subió.
“¡Justicia, eternos jüeces!”
–dijo al trono de marfil–
“Que siendo la más sutil
me toca Apolo más veces.
Todos sus redobles son
en mi flaqueza y no advierte
en tocar más la más fuerte,
pues menos toca el bordón.
Que no tenga a razón poca,
cuando su canto celebre,
de que alguna vez me quiebre,
pues tantas veces me toca”.

Juan de Mena (1411 – 1456), Coronación del Marqués de Santillana

¡O tú, orfeica lira,
son de febea vihuela,
ven, ven, venida de vira,
y de tus cantos espira,
pues que mi seso reçela!
E a los mis sentidos çinco
que te dan tan grande afinco,
da tu lunbre caucasea,
pues a fuente pegasea
mis registros apropinco.

O tú, orfeica lira: en esta parte comiença la copla una exclamaçión invocando la çítola de Orfeo, la qual era la sabiduría, de la qual es fecha mençión en la déçima sesta copla que comiença mas mira que non te fueres. E dize, esta copla orfeica por ser de Orfeo, e dize lira por vihuela, ansí que orfeica lira quiere dezir vihuela de Orfeo, conviene a saber la su mucha sabiduría e sotileza. Son de febea vihuela: esta fue la vihuela de Febo, dios del sol e padre de Orfeo, el qual otrosí fue grand filósofo, e por ende dize la copla que la vihuela de Orfeo tenía son de la de Febo, conviene a saber que lo paresçía en la sabiduría. Desta vihuela de Orfeo faze Ovidio mençión en el prinçipio de su otavo libro Metamorfoseos, en la fábula de la infanta Cilla, fija del rey Niso, en el metro que comiença e dize «Deposuisse liram saxo sonus eius adesit». Ven, ven, venida de vira: pone la copla en esta parte una semejança, a la qual semejança demanda la venida desta vihuela de Orfeo, e digo que venga así como vira de ballesta enviada, conviene a saber que sea con poco detenimiento e muy apresurado. Y de tus cantos espira: estos cantos non son salvo los términos de la sabiduría e las razones della, que son así dulçes como sabroso canto. Pues que mi seso reçela: aquí declara la causa por que se fazía esta exclamaçión e dize que por el seso que resçelava fablar en tan altas cosas estando desnudo de sabiduría, e por esto inplorava subsidio. E a los mis sentidos çinco: conviene a saber a los interiores e exteriores e aquí por estos los toma la copla, de los quales se notará más largamente en el comienço de la siguiente copla ende por estenso. Que te dan tan grande afinco: este afinco non çesan los interiores sentidos todos los días de dar a la sabiduría como aquellos que la su naturaleza es desear perfeçión, segund en las superiores coplas más largamente ha paresçido. Da tu lunbre caucasea: nota aquí esta palabra caucasea, que quiere dezir resplandeçiente, e desçiende el su nonbre e significado de un monte de Judea que se llama Cáucaso, que es alçado contra el monte de Tauro, segund escrive Isidoro en el quarto déçimo libro de las Ethimologías, en el título ‘De montibus’, e dize que aquel monte Cáucaso que es alçado contra aquel monte de Tauro, e aquel monte está lleno de claridad, e por ende los orientales le llaman Cáucaso porque en la su lengua a qualquier cosa cándida o resplandesçiente así la llaman. E por ende dize la copla la tu lunbre caucasea, que quiere dezir lunbre muy resplandesçiente, lo qual denota aquella lunbre caucasea por la razón susodicha; e aquesto bien se puede dezir a la sabiduría lunbre caucasea, conviene a saber lunbre muy resplandesçiente, e puédese dezir lunbre pues los ingenios de los omnes son alunbrados por ella e resplandesçen sobre las otras facultades. Pues a la fuente pegasea: aquí da una razón sin las sobredichas la copla por qué inplorava la sabiduría, e dize por apropincar sus registros, conviene a saber las presentes coplas, a la fuente pegasea, conviene a saber a la fuente de la sabiduría; e dízese pegasea porque fingen los poetas que la fiziese Pegaso, aquel cavallo que nasçió de las gotas de la cabeça de Medusa quando Perseo gela cortó con el alfange de Mercurio, segund lo escrivió Ovidio en el su quinto libro Metamorfoseos, e comiença la fabla «Dumque ea Cefenum», en el prinçipio del libro. De las otras gotas de aquella cabeça de Medusa nasçieron, segund las poéticas fiçiones, muchas serpientes que enllenaron toda la tierra, segund escrive Lucano, el qual dize que non han cuenta. Otrosí le llama pegasea aquella fuente Ovidio en el prinçipio del su séptimo libro Metamorfoseos que comiença así: «Iamque fretum miniae pegasea pupe secabant.» Mis registros apropinco: mis registros, conviene a saber las presentes coplas; apropinco, conviene a saber açerco, e aquesta çercança non se entiende aquí por el estilo de las coplas, ca non es atal, mas porque açertó el estoria a fablar de aquella fuente por la orden començada.

Sebastián de Covarrubias (1539 – 1613), Emblemas morales





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